viernes, 28 de febrero de 2020

El DONUTS DE FERNANDO VII

EL DONUTS DE FERNANDO VII 
Casa Borbón, por no ensuciar su sangre, practicaba el “a la prima se le arrima”. Tanta igualdad genética produjo esperpénticos especímenes como este que hoy traigo.
Cuatro esposas tuvo Fernando, una prima y tres sobrinas. Solo la última le dio descendencia, sin que se pueda “culpar” a las demás de no hacerlo.
Según palabras del escritor Prosper Merimée, confidente de una dama con conocimiento de causa, el pene de su majestad era “fino como una barra de lacre en su base, gordo como un puño en su extremidad y largo como un taco de billar”.
Abreviando, un chupa chups de casi 30 cm. 
El rey “sufría” de macrosomía genital aunque a él le importaba un bledo, creyendo ser llamado por eso “el deseado” gozando en competir a ver quien la tenía más larga, sabiéndose ganador por puntazo. El problema era para la parte receptora del real miembro, pocas mujeres soportaban la embestida de semejante ariete.
Se dice que sus esposas murieron a causa de heridas internas, aunque las dos primeras lograron concebir malparieron.
Cuando en la noche de bodas la tercera vio el panorama negose a cumplir el débito. Fuertemente amonestada aceptó amargamente su destino pero se fue de vientre en el lecho apenas el monarca intentó la maniobra, saliendo este del cuarto cagando leches.
Recomendaron ir a tomar las aguas de Solán de Cabras, santas contra frigidez e infertilidad. El Felón llegó a decir, “¡En estos viajes acabaremos todos preñados menos la reina!”, haciendo un corte de manga a la fuente.
Diez años duró este matrimonio, peor acaba lo que mal empieza.
Entre coito y coito marital enhebraba con prostitutas siendo su deleite hacerse traer vírgenes proclamando que nunca volverían a probar hombre tan bien dotado, exhibiendo zafiamente la prueba de la doncellez. 
Bien se ganó el apodo de Felón.
Al fin su cuarta esposa pidió a los médicos remedio que hiciera más soportable la coyunda, ideando estos acortar distancia con un donuts colchado que se anillaba al pito de su majestad y frenaba los envites.
Además, para empinar el mamotreto necesitaba como medio litro de sangre y el monarca, por edad y excesos que no por luto a las difuntas parientas, ya lo llevaba a media asta.
Dos hembras fueron el fruto que dio Maria Cristina. El esperado varón nunca llegó.
El rey que despreciaba a las mujeres se arrastraba ante los liberales que tanto odió para que auparan a una, su hija, al trono. Ironía del destino que daría lugar a tres guerras civiles.
Otra costumbre bien española.
D. W. 

martes, 25 de febrero de 2020

CARNESTOLENDAS

CARNESTOLENDAS    (2020)
El centro anduvo estos días enfebrecido, virus aparte. Por sus calles se cruzaban los primeros disfraces de carnaval con hombres blandiendo capullos envueltos en celofán y bandadas de forofos venidos por la Copa del rey, a pesar de beber a morro. 
Sin olvidar las turbas de los cruceros. Nunca Malaga fue ciudad más abierta de morro.
Ya no necesitamos un periodo fijo de excentricidades, es menú del día. Demasiados llevan todo el año la máscara puesta, a saber si por perfidia o como escudo.
La iglesia fijó en esta época, coincidiendo con la renovación de la vida, un periodo de desmadre, una válvula que eliminara presión y finiquitara con la imposición de la ceniza agorera para seguir asustándonos. 
Anarquía fungible.
Las alumnas de colegios monjiles pensaban que era polvo de sores muertas, lo que daba morbo a la humillante ceremonia. Otras, más prosaicas, las ubicaban en el cenicero del cura. La verdad decepcionaba: son cenizas de las palmas paseadas el último domingo de Ramos.
Pero pecar es estar viva y justifica ferozmente los terrales del infierno, “¡pequemos, pequemos, que ya purgaremos!”. Aquí o más allá.
Jugar a ser cualquier otro revela la necesidad de mudar pellejo   como la serpiente para seguir creciendo.
El cangrejo ermitaño, nada más nacer, se protege el abdomen con una concha y la cambia cuando encuentra otra que oculta mejor su debilidad.
Los humanos, cuando la piel nos limita, buscamos cuerpo ajeno que colonizar. 
Carnaval, carnaval.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 21 de febrero de 2020. 

SI CANTA UNO QUE CANTE TODOS

SI CANTA UNO QUE CANTE TODOS
Estrella se lanza cual cometa en estampida a cantar unos versos taurinos, escritos por José Bergamín, agudo autor del 27, 
republicano, católico, comunista, contradictorio pues, que como hombre nacido antes de lo de Cuba, fue aficionado a los toros.
“El pueblo en la plaza es el torero”, dijo en una época en la que  el hambre se mataba a cornadas. Hoy las masas quieren ser futbolistas, modelos o “colaboradores”.
La cantaora habrá de incluir más repertorio de Bergamín dado el éxito que ha tenido quitando incluso protagonismo a la cantante que amadrinaba. Con esa madrina mejor dos madrastras. 

“Dicen que España está españolizada
mejor diría si yo español no fuera,
que, lo mismo por dentro que por fuera, 
lo que está España es como amortajada”

Bergamín anduvo en el exilio hasta 1958, sospechoso siempre de hostilidad al régimen, su denuncia de las injusticias de los mineros asturianos hizo que Fraga lo volviera a exiliar en el 63.
Regresó en el 70 convertido en duro crítico de la llamada Transición, lo que ocasionó su despedida de varios periódicos.
La publicación del manifiesto “Error monarquía, mi mundo no es de este reino” le costó la puntilla.
Apunta que Juan Carlos de Borbón con Arias Navarro de presidente es lo mismo que el gobierno de Carrero o Fraga aliado con el Opus, un insultante barniz de modernización 
Terminó marchándose a Bilbao para escribir en el periódico pro-etarra EGIN, colaborando con HB. 
Murió en San Sebastián en 1983, sus restos descansan en Hondarrivia porque “no quiero dar mis huesos a tierra española”, donde el franquismo sigue exhalando su olor a podredumbre. 
Morante puede cantar estos versos en el teatro del Banderas, lleno de taurinos y nostálgicos este 28 de febrero, a ver si la sacan a hombros: 
                          El TRAIDOR FRANCO
“¡Traidor Franco, traidor Franco,
tu hora será sonada!.
Si tu nombre fuera Franco,
se te saldría la cara,
encendiéndola de sangre
       .......................
Que ni tu nombre es ya nombre
ni en tu sangre se espejaba;
traidor, hijo de traidores,
mal nacidos de tu casta:
no eres Franco, no eres hombre,
no eres nombre, no eres nada”
José Bergamín. 
 D. W. 

domingo, 23 de febrero de 2020

MORADO Y CARNAL

 MORADO Y CARNAL  (1932)
_”Mascaritas, ¿que lleváis en la cestita?”.
Los niños Pera se metían con dos bonitisimas muchachas ataviadas con delantal ceñido y cofia de blonda, rodeados los hermosos ojos por un antifaz.
Los labios risueños no se achantaban, “Esta vacía... ¿no ven ostedes que vamo por mandaos?”
_”¿Y a como está el conejo?”,  pinchaban los guasones.
_”A ese lo llevamos aquí “, dijeron levantándose un poco las faldas, “¿no veí loh bigote?!”
La gente celebró la salida desvergonzada de las mozuelas que tomaron el camino hacia el Casino Perchel. Ellos las siguieron hasta la misma puerta pero desistieron al enguipar los tipos que pululaban dentro, fieros mozos de presta faca.
Aún así se atrevieron a gritarles:
_”¡Niñas, si queréis pollo nos dejamo desplumá!”.
Risotadas y miradas oscuras les subieron los cataplines al pescuezo pero remontaron el ánimo diluyéndose en la jarana que envolvía la ciudad.
El Círculo Mercantil era su hábitat pese a que pensaban sin decirlo que a las criaditas percheleras les sobraba el salero que faltaba a las niñas bien.
Ya las tenían muy vistas a pesar de que cada año sus disfraces opacaban al del anterior en competición sibilina entre ellas mismas, exhibiéndose en el teatro Cervantes durante el Baile de la Prensa.
Decir tiene que en esos días se desataban un poco y el aluvión de gente favorecía el acercamiento. El derrocamiento del corsé permitía que el roce fuera más suculento sin su coraza de por medio. No llegaba la sangre al rio porque el entusiasmo se  apagaba con un “no me aprietes más, Vicente, que me arrugas los tules” o el más temido, “Mamá vigila” que enfriaba al más bragado. 
Los señores, envalentonados con champán, decidieron volver a por las doncellitas. Se pertrecharon para la conquista con sendos pomitos de claveles, guardaron las corbatas, se alborotaron el pelo y dejaron los sombreros en el guardarropa.
Hallaron en su apogeo el casino del barrio, relumbrando las dos castizas rodeadas de babosos. 
_”Os conviámo a gaseosa” fue el rompehielos.
_”Se acepta”,
_”Prendeos estos ramilletes para que se chuchurran de envidia, diosas”. 
_”¡Valiente con loh pollo, que pico gastan!”
_”¿Nos habéis reconocido?”
_“No ha nacío quien se la pegue a lah perchelerah”, sonrieron picaronas.
Marcharon los cuatro perdiéndose entre bullicio y coplillas con retranca.
Juventud y libertad no entienden de clases.
 D. W. 
*Relato publicado por la revista “El Observador” el viernes 21 de febrero de 2020. 

RANCIO ABOLENGO

RANCIO ABOLENGO 
Felipe VI, rey impuesto por las veleidades de un dictador, entrega en Sevilla el oxímoron “Premios taurinos y universitarios” que concede anualmente y desde 1965 la Real Maestranza de Caballería, de la que es Hermano Mayor (el cargo le viene desde su ilustrísimo antepasado Fernando VII el Felón). 
Data esta institución de 1670 fundada por nobles locales,  propietarios de la plaza de toros gracias a un decreto de otro Felipe, que situó la corte en Sevilla en el siglo XVIII. 
Monarquía y Maestranza se retroalimentan desde entonces, alardeando la ultima de haber apoyado siempre al rey. 
Su sede es una suntuosa mansión a la que se accede directamente desde el coso. Posee una biblioteca con magníficos ejemplares, sobre todo de heráldica, tauromaquia y equitación. 
Hace gala también de ser mecenas otorgando becas, “impulsando las artes y la cultura e incluso de ayudar a los más necesitados” en palabras del Borbón.
Es por tanto un ente cerrado y exclusivo que juega a ser dadivoso, cosa que está muy bien ahora que los maestrantes no tienen que ocuparse de batallar en las guerras.
“El Señor”, como llaman al monarca, está encantado con ellos ya que a todos les corre tinta verde por las venas.
En lo cultural incluyen la lidia, premiando matadores que equiparan a licenciados universitarios:
“Estudiantes y toreros, toreros y estudiantes que brillan con luz propia gracias a su responsabilidad, compromiso y disciplina. Jóvenes que han arrebatado muchas horas al sueño y a la diversión para prepararse en el campo o la biblioteca”, dijeron.
Quien no se escandalice leyendo este párrafo es un marmolillo. 
He aquí al Preparáo, rancio hasta los tuétanos, abanderando la crueldad, el maltrato animal y la permanencia en la época del paletó.
“Habéis sabido evolucionar con los tiempos”, palmea a los suyos haciéndose la foto sobre el albero donde unos matarifes,  brillantes solo por su atuendo, acuchillan hasta la muerte a un animal. 
Se entiende su posicionamiento con quienes lo aúpan pero la   cohesión de España que predica se le ha cortado como mayonesa falta de huevos. 
A muchos no nos representa quien celebra la tortura. 
D. W. 

miércoles, 19 de febrero de 2020

ESTREÑIDOS

ESTREÑIDOS 
Siendo pequeña me asustaba un vecino que cuando se emborrachaba, es decir todos los días, se cagaba en tó lo divino. 
Oír un “mecagoendiosyenlapuradelavirgen” me parecía menos grave que las hostias sin misticismo que daba a su familia. 
La hija, amiguita mía, decía: “mientras más largue menos pega”.
Por las frases escatológicas “mecagoenlosmenguis”, en tó lo que se menea, en la puta, en la leshequemamaste o la quetandáo, en tu puta nación o la cursi  “mecachisenlamar” se ve que somos un pueblo de fáciles digestiones quizá por haber comido poco.
Blasfemar es una forma de rebelarse contra quien manda  desgracias pudiendo impedirlas.  La vida es dura, se necesita más que dientes para roerla y las palabrotas aunque feas son balsámicas para quien las suelta.
Al ofendido le resulta acicate para desencadenar su ira: “mire osté señó jué lo maté porque se riló en mih muertoh” . 
Los vocablos pueden herir como navajas, por eso llamamos “rajar” al criticar. 
Qué defecar metafóricamente sobre un Ente virtual lleve a prisión es comparable con dar cancha a los terraplanistas.
Los insultos calman la ira tal los precocinados matan el hambre.  
Que una manada de abogados católicos se haya ofendido como pudorosas victorianas del exabrupto manido me da que pensar si la envidia no anda por medio.
La facilidad de otros para la evacuación les recuerda su condición de estreñidos.
D. W. 

martes, 18 de febrero de 2020

ESTOY QUE TRINO

ESTOY QUE TRINO    
Una medianería separa los dos patios. El mío es pequeño, con algunas plantas, un pilón disfrazado de fuente y cachito de cielo propio.
El de mis vecinos enorme, invadido de trastos, macetas rotas y porquería.
Lo sé porque entré una vez para avisar que se me estaba inundando el garaje y el agua venía de allí. Habían cegado con toallitas los desagües. 
Tienen un yorky de dos kilos al que no dejan pasar dentro porque caga y mea, aclaro que nunca lo sacan. Les pedí que me lo cedieran si les suponía molestia y respondieron que ni pensarlo, “¡con el dineral que nos costó!”. 
Ahora, a los lamentos del perro que marchita su pedigrí en una caseta cochambrosa han sumado el de unos pájaros.
Hace unos días sus trinos me hicieron pensar que ya habían vuelto las golondrinas pero afinando oreja me di cuenta de la desesperación del canto.
No puedo verlos pero me duelen igual. Deben estar metidos en jaulas mínimas como zulos de castigo, revoleteando contra la parrilla de alambre que requema su libertad.
Me temo que más de una vez se olvidarán de ponerles agua y  comida...solo salen al patio los días de guardar para hacer barbacoas dando voces hasta las tantas de la noche.
Les deseo que se atraganten con un hueso. 
D. W. 

lunes, 17 de febrero de 2020

SEXO, AUTOENGAÑO Y TINDER

SEXO, AUTOENGAÑO Y TINDER.
Al separarse se quedó sin ganas de hombre, encontrar trabajo y criar a su hija eran prioridad.
Cubría sus necesidades digitalmente y a dormir que mañana se trabaja.
Pero ya divorciada, con sueldo seguro y la niña en Erasmus sus cuarenta y tres veroños le pedían alegrías mas carnales. 
Al recuperar las amigas de soltera encontró que el 75% andaba como ella y otro 20%  estaba al caer.
Los sábados se maquillaban como geishas, embutiéndose el conjuntito Women’s Secret y los zapatos tortura. 
Para gustarse a sí mismas, claro.
Pronto entendió que podían estar más jamonas pero la competitividad para ligarse al más buenorro era la misma de  cuando adolescentes.
En principio solo buscaba aventuras. Un polvo intenso y salvaje con una pizca de ternura después. Luego si te he visto no me acuerdo o quedar de follamigo, cargo oficioso que hace avío.
Pero se hartó de beber gin tonics y contonearse en la pista para acabar en el guarrindongo lecho de un separado o en un hotel sin bufet.
Entonces apareció Tinder. Solo tenía que deslizar el dedo para  eliminar los pochos y quedarse con los guays.
Si un hombre la elegía a su vez el sistema proporcionaba los medios para conversar en privado.
Empoderaba encontrarse cada día con más de mil likes. 
Subía fotos encabezando: “aquí, solita, haciendo ejercicio para estar en forma”, recibiendo de inmediato pulgares enhiestos.
Era muy selectiva y los primeros la desilusionaron aunque sirvieron para desfogue.
Físico y resistencia amatoria le eran indispensables pero también algo de saber estar. Uno en el primer acercamiento casi le arranca a mordiscos el piercing ombliguero y eso sí que no.
Por fin encontró su Romeo perfecto. 
Cincelado en gimnasio, profesión liberal y que le dice lo distinta que es de las otras, particularmente de sus locas ex mujeres. Ella concuerda. 
No hay ex que valga un pimiento en boca del viceversa.
Viven en luna llena de miel y se escapan los finde que a él no le tocan los niños. 
Se ven poco y hablan menos, sacándose mutuo provecho.
Para cuando empiecen a mirarse con ojos de ex...
Siempre les quedará Tinder.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 14 de febrero de 2020. 

PARÁSITOS

PARÁSITOS 
Lo suyo sería hablar coreano para entender los diálogos originales de esta película que ignoro por qué nadie rodó antes.  
El director nos muestra escenarios y personajes extremadamente definidos. Sin grises.
Dos familias, un detonante y surge el film más certero sobre crítica social de este siglo.
Hay otra figura invisible pero presente, el olor a pobreza que  perciben solo los ricos, “a trapo hervido” dicen los señores y que trasciende al espectador preparándolo para el desenlace.
Si ya no queda sangre por anemia del sistema deben buscar un anfitrión que nutra. Los parásitos luchan por su vida, es ley.
No es maldad sino subsistencia dar codazos cuando no hay para todos. Ellos son ellos y sus circunstancias.
Con riesgo de acabar entre los dientes de una liendrera como un piojo. 
A no ser que pongan mercería y vendan muchísimas batas guateadas a las aún más pobres.
O eso cuenta una leyenda.
D. W. 
*Parásitos, película surcoreana 2019 
Director Bong Joo-ho. 
Oscar mejor película internacional 2020.

AMOR MEMORABLE

AMOR MEMORABLE   (1950)
Andarín por deformación profesional Miguel pateaba todas las mañanas las calles de Málaga cargado con su muestrario de telas.
Apuntaba encargos, repartía genero y mostraba novedades seis días a la semana. El séptimo era para su mujer y para Dios. En ese orden.
No haber tenido descendencia les había unido. Juntitos comían, cenaban y dormían. Había quien les llamaba “los dos patitos”, la  envidia, ques mú mala.
Pero de poco acá su Manuela no era la misma. De cuerpo seguía tan primorosa pero de cabeza... tenía más olvidos de los que una mujer en la cincuentena debiera tener.
Se olvidaba la sartén al fuego, la plancha sobre la prenda. Volvía a lavar la ropa que recogía.
Lo último fue meter las tijeras a diez metros de raso blanco, encargo de una modista para un traje nupcial, según dijo, “pa jasé ruilla”.
Aparte del descalabro económico Miguel tuvo que volver a pedir la tela con el consecuente retraso.
El médico diagnosticó demencia senil precoz. Ella no entendía  por qué la había llevado al consultorio si se encontraba divinamente. 
Contrató a una moza para que estuviese con ella todo el día. Miguel contaba los años que le faltaban para jubilarse y ser el mismo quien la cuidara.
Una mañana, al poco de salir de su casa empezó a notar molestias en los pies. Extrañado siguió su jornada aguantando como un jabato, “me estarán saliendo ojopollos” pensaba.
A mediodía no podía más. Andaba como sobre ascuas.
A duras penas cumplió su itinerario.
Destrozaito se sentó en un bar y pidió un moscatel. 
Con disimulo se quitó los zapatos. Palpando la plantilla notó  bultitos, y al levantarla cayeron más granos de arroz que en una boda. 
_”¡Ay que estah son cosa de mi mué!”
Corrió a su casa. Estaba sola y aún en camisón, cosiendo las hojas del geranio a las cortinas. La besó en la frente y ella, mirándolo con ojos de niña asombrada preguntó “¿ tú quien ere?”.
Mientras, la cuidadora, confraternizaba con el pescaero. 
Miguel los mandó a tirar del copo.
Se despidió del trabajo, cuarenta años de ahorros darían para comer los que les quedaran.
Ahora pasean dos cuerpos con una sola memoria. 
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 14 de febrero de 2020.

jueves, 13 de febrero de 2020

DESAZONES

DESAZONES
Quisiéramos tener un paraguas mágico para resguardar a nuestros hijos de las inclemencias del mundo.
Pero cuando salen a la vida deben luchar por ella con las armas que les hemos procurado: educación y decencia.
Muchas veces eso no basta ni podemos suplir con nuestra experiencia la suya. 
Mirando a tu hijo tras el parto parece imposible que ese rollito de carne se haya llevado dentro, con los años aprendemos que jamás salen de ahí.
El dolor o la alegría de los hijos son los propios.
Solo respiramos cuando ellos recobran el aliento.
Y hoy yo respiro. 
D. W.

miércoles, 12 de febrero de 2020

MICRORRELATO ANTIGLUCÉMICO

MICRORRELATO ANTIGLUCÉMICO

El le regalaba bagatelas
Ella correspondía con versos malísimos.
Quedaron en tablas. 
D. W. 

martes, 11 de febrero de 2020

MEDIO MÉDIUM

MEDIO MÉDIUM 
Diez minutos antes de la cita ya estaba revestida con la túnica naranja ribeteada de dorado y turquesa cubriendo el chándal térmico. Las babuchas bordadas de arabescos le quedaban pequeñas, dejando medio talón fuera. 
Una maraña de collares sobre el opulento torso se balanceaba al menor movimiento de sus cien airosos kilos dándole prestancia de nigromante femenina y poderosa, no en balde su tarjeta de visita la anunciaba así 
                                      Mireia Puig 
                           Vidente a través del Tarot
Sonó el timbre sobresaltándola a pesar de esperarlo. 
—Yo lo que quiero sabé é si me engaña. Y pillarlo pa darle un escarmiento a loh dó. Má a ella, por guarra. Y aluego echarle un amarre pa que no se vuerva a encoñá na má que conmigo.
La tarorista la hizo barajar y cortar.
—Con la mano izquierda, Xiqueta, la del corazón, -dirigía muy profesional.
Luna, Ermitaño, Sol. Unas para arriba y otras hacia abajo.
—Molt bé, aquí veo que es ella la que lo ha seducido. Tu esposo te quiere pero es un hombre y si se lo ponen a huevo... ¿me has traído lo que te dije?.
La clienta saca del bolso la foto de un otoñal barrigón.
—Mi marío no é gran coza, pero lo que tenemo lo ganamo lo dó echando la asaura , pa que ahora se lo coma tó la puta ehta.
Asentía la médium apoyando las purpúreas uñas sobre las cartas.
—¿De la querendona que me traes?.
—Un fulá que me encontré en er coche.
Tomó la prenda poniéndose de pie, alzándola sobre su cabeza.
—¡Que caigan sobre su dueña todos los males del mundo!.
Después la rasgó en dos  “¡així es trenqui su vida!”, clamó quemándola en un platillo adornado con dragones comprado en el Asía Bazar. El olor del poliéster quemado se juntó con el incienso y carraspearon las dos.
Metió las cenizas en un bote de cristal con polvos verdes y agua salada, “para que esté siempre jodida”.
—En cuanto a él échale esto en la cena”, le alargó un botecito como de muestra de colonia, “se pondrá dolentíssim pero después no tendrá ojos para otra”, decía mientras horadaba los del maromo con una aguja. Luego chamuscó los bordes de la foto con la llama de una vela negra, hizo un canuto y la envolvió en papel albal.
—Ahora al congelador per sempre.
—¿Er aluminio que intitula?.
—Res de res... pero conserva.
Marchó contenta y más ligera después de soltar 100 €.
El marido se fue patas abajo durante una semana, perdiendo algo de barriga.
En cuanto se recuperó arrambló con las cuentas poniendo pies en polvorosa y plantando a su mujer.
Poco después a ella le empezó una alopecia galopante, gastó en dermatólogos lo que no tenía. Lo achacaba a la putada del mamonazo y confiaba en superarla. No salía a la calle sin peluca o pañuelo que le tapara las calvas.
Su hija para animarla le regaló un precioso vestido estampado. 
—¡Lástima que papá perdiera el fulá que te compré pa tu santo, le hubiera venío al pelo...  uy, perdón!, - dijo compungida al haber mentado la soga en casa del ahorcado. 
La madre mudó de color.  
El móvil de la vidente no contestaba. Se presentó en el piso y le abrió otra mujer.
—La catalana se fue, le salió un novio rico, -se le notaba la envidia-,   aquí hizo buena pesca. 
Allí mismo cayó redonda la doblemente engañada.
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 7 de febrero de 2020. 




lunes, 10 de febrero de 2020

ABIERTO POR OBRAS

ABIERTO POR OBRAS
La perpendicular a mi calle lleva meses fané y descangayada. Como en cesárea inversa la han abierto para meter en sus entrañas vísceras de PVC y hormigón, dejándola a la altura del siglo XXI aunque no hacía mucho desde su último lifting. 
Toda intervención de mejora implica paciencia y desorden pero esta no tiene visos de acabar. 
Los coches se anquilosan en los garajes, las casas se llenan de polvo y decibelios mientras los inquilinos vacían su paciencia.
Pronto le tocará a mi pedazo de asfalto ser profanado.
La solidaridad con los de esa calle no es más que pánico porque me veo en ese espejo. A más demoras con ellos más purgatorio  me espera.
Han plantado su caseta de herramientas con retrete y vestuario en una explanada. Parecen un circo postmoderno dispuesto cada día a dar la función, sin prisas por irse.
Los obreros hablan con la boca muy abierta, volviendo aire las consonantes y como pregonando.
Así me entero que dos de ellos se van a un balneario (cada uno con su parienta, supongo) a pasar el finde.
_”Zi estoy vivo, yavetú que noh vamo”.
_”Cagoenlaleshe, pos no lo vá a está”.
_”No je zabe, por esojay que difrutá, que noh junten de barro, de shocolate, y de tó”.
_”¡Ar yacuzi y a comé mollete!”.
Les deseo que el doble remojo les siente bien retornando con más bríos porque DIECIOCHO HOMBRES provistos de maquinaria durante CUATRO MESES para meter tres tubos y cubrir de porla una callejuela tiene mandanga. 
En su día alguien muy viejo, no se si exagerando, me dijo que mi casa está a la misma altitud que la torre de la Catedral. 
En doscientos años, cuando el mar llegue hasta aquí, igual un grupo de arqueólogos expurgan lo que hoy entierran. 
Encontrarán filtros de cigarro, algún guante y el folleto del balneario de marras. 
Y puede que piensen:
“Si estos aberruntan que íbamos a acabar respirando por  agallas, de enseguía hubieran pagao por meterse en agua”. 
D. W. 
*Este relato fue publicado por la revista “El Observador” el viernes 7 de febrero de 2020.

domingo, 9 de febrero de 2020

JOKER

JOKER
Joaquín Phoenix desaparece bajo maquillaje y dieta pariendo un ser singular en lucha por igualarse al resto. 
Veo la película en la intimidad de mi casa. Me sube la bilis oyendo a fascistas que recortan presupuestos en sanidad porque “los locos no valen lo que nos cuestan”.
Abomino de un sistema que no protege a los niños de sus propios padres si hiciera falta, ni a las mujeres de los hombres a pesar de “no ser todos”.
Tarareo los compases de “That’s life” y también de “Clowns” aunque no la cante en español Nacha Guevara. 
Me doy cuenta de que no hace falta que entren los payasos, ya estamos dentro para risión de la autoridad.
Happy quiere ser bueno, dice mamá que nació “para hacer felices a los demás”, reparte tarjetas que explican su risa pero todos se apartan con miedo y repulsión. 
Más no puede hacer.
Arthur es el hombre al que ponen en el brete de la violencia. Al cabo es el lenguaje que la mayoría entiende y él desea ser comprendido.
No hay remordimiento, ¿acaso lo tienen los que lo volvieron así?.
Me voy a dormir soñando con la escalera larga y empinada que desciende bailando. 
Hey.
La bajada a los infiernos de un bufón malhallado. 
D. W. 
*Gracias, Joaquín, por dar voz a los sin voz. Locos, maltratados, donnadies... y a los más desvalidos de todos, los animales. 
Enhorabuena por tu Oscar, nunca más merecido.
A diez de febrero del excéntrico 2020. 

jueves, 6 de febrero de 2020

QUERERES

  QUERERES 
Amor como vocablo viene definido en cualquier diccionario pero tocante a sentimiento desisto clasificarlo. 
Sobre él existen frases sublimes que causan un efecto parejo a nuestra situación sentimental, si estamos enamorados nos parecen excelsas, tras un encontronazo amoroso una estafa y si nos pilla de vuelta sentimos arcadas de indigestión.
Avanzaba ya el siglo XII cuando los trovadores inventaron el amor cortés y las baladas. Así que según la historia no hubo ninguna pareja de enamorados antes de empezar a levantarse la Giralda por decir un poné.
Vamos, que eran apaños políticos, económicos y de procreación.  Para mi que ya los primates encontraban más gustoso enroscarse con uno en particular al “amor de la lumbre”, un afín preferido fuese o no del mismo sexo. 
El enamoramiento es una enajenación transitoria que sume en estado de gracia. Contadas veces se cronifica llegando a ser querer vitalicio. 
Conozco una prueba casera de amor verdadero. Si el que va a comprar el pan se priva de roer el cuscurro para que se lo coma el otro es querer de verdad. 
Si la barra llega siempre chata es solo amor propio.
D. W. 

martes, 4 de febrero de 2020

GRADUACIÓN

GRADUACIÓN 
Su hija iba a ser la primera de la familia en ser universitaria. Estaba orgullosa de su tesón e inteligencia y de haber podido ayudarla a conseguirlo.
Ese día escogió vestido, zapatos, abanico morado y un bolso de corcho. Guiños que su hija entendería.
Sentada entre la exultante concurrencia se abanicaba para bajar las calores propias de la época y de la jodía menopausia.
En el escenario, tras las bandas que debían entregar, se acomodaban la plana de profesores y acólitos de la universidad.
Como es preceptivo cada uno soltó su discurso.
Empezó un catedrático de tal manera:
_”No puedo creer que las preciosas jovencitas que veo aquí vestidas tan elegantemente sean las zarrapastrosas que durante tres años no se han quitado el vaquero roto y las deportivas”.
La primera en la frente, ignorando además la mitad masculina del curso.
_”Quisiera que repitierais la carrera para veros de nuevo así, arregladitas”.
El aleteo violeta del abanico quedó en suspenso. La madre no podía creer lo que oía. A su alrededor nadie se inmutaba sino que asentía. Le dieron ganas de gritar “¡Machista!”, pero su marido le pegó un puntapié.
Pasó a hablar otra honorable recalcando lo bonitas que estaban todas. “Así, con tan buen aspecto os será más fácil encajar en el nicho laboral”
Mamá explotaba. Papá temía que tronara.
_”La niña debe estar que trina”.
_”Calla y no metas la pata!”
El bochorno que le subió desde el vientre no tenía parentesco con sus hormonas.
Hablaron los alumnos usando los vocablos como seguramente no habían aprendido a hacerlo allí. 
Puesta su hija ante el atril supo que recogería las perlitas derramadas y haría un collar.
 Y no se equivocó: 
_”...Pues será nuestra capacidad y la forma de usarla, estando al día en la profesión que hemos escogido sin estancarnos en los conocimientos aquí recibidos, lo que hará posible ingresar en el mercado laboral y permanecer en él.
La apariencia nos precede aunque la mejor carta de presentación serán los modos. Y los hechos el ancla”.
El párrafo eclipsó su Palabra de Honor rojo. Hermosa y fuerte aunque se cubriera con un saco.
Alma Mater quedó en madrastra.
D. W. 
*Este relato fue publicado en la revista “El Observador” el viernes 31 de enero de 2020. 

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