viernes, 12 de abril de 2024

SIEMPRE AMANECE

 SIEMPRE AMANECE

 

Emprendo el viaje una noche atravesada por el equinoccio de invierno. La oscuridad absoluta envuelve mi coche y solo puedo ver un par de metros de la carretera que espero siga existiendo más allá del haz de los focos. De vez en cuando enciendo las luces largas, con aprensión por si deslumbro a quienes vengan de frente y porque los árboles secos, iluminados al arrebato, semejan en la lejanía espíritus sarmentosos. Ni la luna me acompaña, anda con ínfulas de nueva ajena al desamparo de los humanos ante el miedo primigenio a las sombras. Cuando va llena me conforta, es un diamante anidando entre las clavículas de una mujer morena.

Llevo horas conduciendo, minutos punzantes como lancetas hieren mis pupilas, sedientas de un trago de luz. El camino es una boa negra y resbaladiza sobre la que intento guardar el equilibrio. Tan cómodo sería apretar un pedal, escorar el vehículo, dirigirme a la boca del monstruo para que me devore.

Intentando desterrar estos pensamientos me impongo un juego: debo discernir si las letras empastadas por la distancia pertenecen al nombre de un club precipitándose a una descomunal copa de cóctel o a un manso hostal, remedo de hogar con desayuno no incluido.

En algún momento me doy cuenta de que en el negrísimo cielo un acuarelista ha trazado pinceladas en las que se va disolviendo la oscuridad igual que un caramelo en la boca. Es un milagro ver al sucio gris mutar a violeta y con timidez adquirir tintes celestes. Tras dar una curva, veo cómo el sol puja por salir entre montañas. Su cabeza asoma de la misma manera que lo hace la fontanela de un bebé por el vértice de unas piernas maternales. Y todo vuelve a tomar color, el alegre amarillo del carambuco, el azul intenso de los indicadores compitiendo con el aún pálido del cielo y el verde esperanzado de la arboleda, que solo segundos antes me había parecido tétrica.

La mañana rompe aguas y el camino se despliega ante mí sin la traba de lo oscuro.

Dela Uvedoble

 

Relato ganador del 2º premio en el I Concurso de Microrrelatos del Teléfono de la Esperanza 2024




SIEMPRE AMANECE

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