domingo, 23 de febrero de 2020

RANCIO ABOLENGO

RANCIO ABOLENGO 
Felipe VI, rey impuesto por las veleidades de un dictador, entrega en Sevilla el oxímoron “Premios taurinos y universitarios” que concede anualmente y desde 1965 la Real Maestranza de Caballería, de la que es Hermano Mayor (el cargo le viene desde su ilustrísimo antepasado Fernando VII el Felón). 
Data esta institución de 1670 fundada por nobles locales,  propietarios de la plaza de toros gracias a un decreto de otro Felipe, que situó la corte en Sevilla en el siglo XVIII. 
Monarquía y Maestranza se retroalimentan desde entonces, alardeando la ultima de haber apoyado siempre al rey. 
Su sede es una suntuosa mansión a la que se accede directamente desde el coso. Posee una biblioteca con magníficos ejemplares, sobre todo de heráldica, tauromaquia y equitación. 
Hace gala también de ser mecenas otorgando becas, “impulsando las artes y la cultura e incluso de ayudar a los más necesitados” en palabras del Borbón.
Es por tanto un ente cerrado y exclusivo que juega a ser dadivoso, cosa que está muy bien ahora que los maestrantes no tienen que ocuparse de batallar en las guerras.
“El Señor”, como llaman al monarca, está encantado con ellos ya que a todos les corre tinta verde por las venas.
En lo cultural incluyen la lidia, premiando matadores que equiparan a licenciados universitarios:
“Estudiantes y toreros, toreros y estudiantes que brillan con luz propia gracias a su responsabilidad, compromiso y disciplina. Jóvenes que han arrebatado muchas horas al sueño y a la diversión para prepararse en el campo o la biblioteca”, dijeron.
Quien no se escandalice leyendo este párrafo es un marmolillo. 
He aquí al Preparáo, rancio hasta los tuétanos, abanderando la crueldad, el maltrato animal y la permanencia en la época del paletó.
“Habéis sabido evolucionar con los tiempos”, palmea a los suyos haciéndose la foto sobre el albero donde unos matarifes,  brillantes solo por su atuendo, acuchillan hasta la muerte a un animal. 
Se entiende su posicionamiento con quienes lo aúpan pero la   cohesión de España que predica se le ha cortado como mayonesa falta de huevos. 
A muchos no nos representa quien celebra la tortura. 
D. W. 

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