viernes, 1 de mayo de 2020

NORMALIZARSE

NORMALIZARSE 
La consigna es “Amoldarse o morir”, nada como la política para pintar con eufemismos. La inquietante perífrasis “nueva normalidad” lo demuestra.
Pasaremos del encierro a una situación surrealista, el contacto humano que ha sido causante de la evolución de la especie hoy se torna en extinción de la misma. Necesario y mortal paradójicamente.
Una sinrazón que nos quita derechos, el trabajo ya no es castigo bíblico sino privilegio de pocos y además acojonados.    
Los telones tienen agujeros por donde el elenco mira ansioso el aforo antes de la representación; imagino un patio de butacas ocupadas al 20%  lo que traducido a la “nueva normalidad”  significa lleno absoluto. Ya 2+2 no son 4. 
La restauración debe restaurarse, comer y beber junto a semejantes nutre más alma que estómago, estresante se vuelve lo lúdico entre mamparas y ozono, el “quédate en casa” se ve apetecible.
Supongo que estamos ya en ese futuro apocalíptico del que tanto hemos disfrutado, mientras era ficción, en películas y cómics desde principios del XX.  Que chula era la vida del superviviente literario y que miserable la que nos espera.
Imposible saltar de provincia en provincia, para eso haría falta ser ardilla y que nuestros ancestros no hubiesen acabado con los árboles. Me quedo sin ver a quien quiero viviendo a dos horas de coche porque nuestras fases no están sincronizadas y no desescalamos adecuadamente.
Bonito presente pluscuamimperfecto tenemos.
Al vehículo eléctrico que querían imponernos antes de la pandemia le ha salido versión unipersonal; iremos de casa a donde nos dejen metidos en él. Su llave de contacto será el único ídem permitido.
Tiempo atrás, fuimos felices siendo anormales sin saberlo. 
D. W.    (V 1MY 2020). 


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