La gata Nuri, ocho años con nosotros, debe andar cerca de los diez. Chiquita, pizpireta y parlanchina. Es feliz jugando con una pelotilla de papel o con cualquier hojita que se encuentre por el suelo. Duerme la siesta en el sofá y de noche en su cuna, junto a nuestra cama. Por las tardes le gusta acechar a un fantasma que también vive en casa. Cuando lo atrapa lo pone a mis pies. Yo le doy un baño, lo tiendo, lo plancho y lo suelto de nuevo, no vayan las visitas a criticarme por tener al fantasma percudido.
Dela Uvedoble
No hay comentarios:
Publicar un comentario