viernes, 22 de octubre de 2021

CONCO LUSTROS Y UN DÍA

 CINCO LUSTROS Y UN DÍA 

“Por lo menos ha tenido el detalle de morirse en viernes, mañana no se trabaja y la gente podrá cumplir viniendo al entierro, así el domingo se queda libre para descansar.

La muerte da mucho trajín menos al muerto que gana todo el protagonismo sin mover un músculo.

Ya decía yo que la siesta se alargaba “¡Alfonso, levanta hijo que no llegas!” le grité desde la puerta. No se movió y sordo no estaba, aunque se lo hacía a conveniencia.

Al tocarlo ya lo encontré algo destemplado, lo volví hacia mí puesto que yacía de espaldas y me di cuenta de que se había muerto. 

Tenía cara de dormido feliz, un rostro de difunto perfecto para lucirlo en la caja. Lástima que ahora esté de moda cerrarla.

Llamé a mis hijos y a chacha Puri y como era de esperar chillaron y lloraron, que es lo decoroso.

Pronto llegaron los vecinos, menos mal que el óbito me pilló arreglada, solo tuve que cambiarme la blusa azul por un jersey negro. Al ser la falda gris marengo ya me veo apropiada. 

Aviso a todos los contactos que tiene en su agenda. Se quedan consternados. Algunos prometen pasarse por el tanatorio, otros se disculpan. 

En una libretita voy apuntando las reacciones, así cuando les toque a ellos sabré con quien debo cumplir y con quien no. Urbanidad se llama esto. 

Me preguntan qué como fue “de repente” suelto y se oye un suspiro. Luego que sí hay misa “por supuesto y sepelio” somos una familia muy tradicional. 

Mi hija me mira como si fuera un monstruo “¿mamá cómo puedes estar tan entera en un momento así?” es muy joven y aún no sabe de apariencias ni obligaciones. Cuando yo muera no se acordará de avisar a nadie y me encontraré con la iglesia medio vacía, como si fuera una mendiga zarrapastrosa. Dios no lo quiera.

Le ponemos, entre chacha Puri y yo, el traje de padrino de cuando se casó mi cuñada. Le está chico “tragaba como una lima” digo. La chacha Puri lloriquea “¡daba gloria ver con las ganas que comía, tó lo que yo aviabale gustaba!”

Opto por descoser los costados a la chaqueta y dejarle el pantalón bajo el vientre. Remeto los perniles y listo. 

Así, peinado, no lo había visto desde que nos casamos.

Los hijos se despiden de él con aprensión “lo vemos raro” -dijeron. “La muerte, que trastoca las facciones” argumento, pero la verdad es que estaban acostumbrados a verlo hecho un adán.

 

Ya en la soledad del tanatorio, después de los pésames y mientras que los que se quedan al velorio cabecean en los sobados sillones me acerco al escaparate donde lo han colocado.

Vaya porquería de corona que ha mandado su hermanita, muchísimo mejor la de los compañeros de trabajo, donde va a parar.

Me voy al aseo y me refresco un poco.

Mañana será duro pero pasado estaré libre. Casa y cama para mí y chacha Pura pá su pueblo que está muy mayor.

Que goce vivir en soledad y ocuparse solo de una, yo que siempre he estado entregada a ellos, hechesita una esclava.

Conservándome aún más que apetecible no quiero más hombre, ni para un rato ¡que asco por Dios!

Debo procurar no dormirme pues si me ven frescachona vayan a decir que no he sentido a mi marido”.

 

Saca del bolso la libreta y se entretiene poniendo cruces en la lista a todo el que no ha cumplido. 

D. W 



 

 

 

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