martes, 6 de julio de 2021

DETONACIONES CARDÍACAS

 DETONACIONES CARDÍACAS

Fallece Raffaella Carrà, la desinhibida cantante rubia que regaló letras sobre sexualidad asumida sin culpa a una generación necesitada. Trece energúmenos matan a un joven dándole patadas al grito de “maricón”. Dos muertes muy distintas, pero las asocio porque la italiana siempre defendió el orgullo gay, la libertad de hacer con el cuerpo propio lo que venga en gana.

Los cobardes abundan. Mariconas son quienes buscan esbirros para asesinar al diferente, que suele tener más vergüenza y “hombría” por usar un término arcaico, que todos ellos.

Recuerdo que en el 77, por las fiestas de mi colegio, una de las niñas que iban a actuar en la función ensayaba imitando a María Ostiz (que para quien no lo sepa es una cantautora que ganó la OTI acompañada de una guitarra al más puro estilo de misa dominguera. Oxigenada tres tonos menos y de la misma edad que Raffaella, pero de antónima personalidad).

Cuando llegó el día de la actuación mi condiscípula subió al escenario con su cassette, se despojó del poncho que llevaba quedándose en ceñido vestido halter y entonó la sensual “Fuerte, fuerte, fuerte”, una de las más explicitas canciones de la Carrà. La cara de las monjas era un poema y su tutora no sabía dónde meterse. La valiente había estado ensayando en su casa lo que realmente quería representar. 

Las demás alumnas nos dividimos entre las que pensaban que era una descarada y las que nos pareció divina. Creo que al año siguiente no curso estudios allí.

Lo que predicaba Raffaella bajo la apariencia de canciones facilongas eran himnos a la libertad sexual, al derecho a ser quien eres sin dar explicaciones, alejarse de una pareja tóxica, a ser compañero, no propietario. A divertirse haciendo el amor porque pecado es dejar pasar la vida sin vivirla. 

Si embargo volvemos a los viejos y malos tiempos.

Me explota, explota el corazón de pena viendo nuestra involución como especie. 

D. W

 


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