domingo, 14 de febrero de 2021

MÁS O MENOS

 MÁS O MENOS

No hay nada eterno. La lamparita que me alumbraba las noches insomnes o las madrugadas fértiles se ha muerto.

El entierro se celebró en un punto limpio, como es de rigor; la lloré un poquito y de vuelta me paré a comprar otra.

Estoy encantada con la nueva, es de las que tienen modulador de intensidad. Juego haciéndola brillar más que un faro o atenuándola hasta que parece una cerilla. Nunca había tenido una así, me parecían cursis y burguesas.

Y ha resultado ser una revelación.

Deja ver o no según qué cosas. Más humana, imposible.

D. W

*Publicado en “El Observador” el 12 de febrero de 2020






 

 

 

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