miércoles, 30 de diciembre de 2020

DESNUDO

  DESNUDO

Desde que escribo seriamente, no abortando lo concebido, miro de otra forma las librerías. Antes pisaba su umbral con la fe del creyente y la voracidad de un goloso. Metía la nariz y casi la lengua en todos los libros que me atraían, en un flirteo nada inocente.

Siempre era difícil escoger los que llevarme, épocas hubo que solo podía ser uno... o ninguno. Me aficioné a ir a rastrillos y almonedas para conseguir más por menos.

Hace poco vi desterrar del Paraíso, cargadas irreverentemente en carretillas, dos sacas blancas deformadas por las aristas de los volúmenes que estorban, según dictamen del balance anual, camino de ser confetis o vendidos al peso. Los oí suplicar dolorosamente: “¡cómprame, te instruiré, entretendré, escandalizaré...!”. Se me antojaron animales de Perrera.

Imagino un libro mío, quizá siempre nonato, encogido entre anaqueles esperando ser bienhadado, opacado por lomos lascivamente expuestos superiores a él en saber y gobierno; enmudecido por timidez heredada, o por contra desgañitándose como hijo de la otra yo dislocada que cuando escribe urde historias con lo nunca dicho, lo soñado o lo que inventa, rasgándose corazón e hígado.

Nunca tantos dijimos a la vez tan libremente, aquí la gloria y el infierno. Entre el océano de palabras impresas se pierde el más avezado navegante. Resulta cruelmente necesaria la selección, yo misma la hago con pecado de omisión llevando en ella penitencia; las letras postergadas, dada nuestra naturaleza finita, suelen serlo para siempre.

D. W

 

 



4 comentarios:

  1. No hace muchos meses, alrededor de los contenedores de basura cerca de casa, amontonados, tirados por los suelos, habían abandonado cerca de un centenar de libros. A simple vista puedo asegurar que había de todo tipo, desde la clásica enciclopedia "sesentera" hasta libros de aventuras, novelas e incluso escolares. Sufrí al verlos, pensando en la dejadez de las personas que no valoran lo que realmente significan, me embargó la tristeza al pensar cuantas personas les gustaría poseerlos y disfrutar con ellos, aprender, leer, vivir otras vidas...y no pueden sea el motivo que sea. Para mi, los libros son verdaderos tesoros que leo, releo y guardo en una pequeña habitación que denomino "Mi Biblioteca"
    Por cierto, tengo una manía y te la confieso: me apasionan que tengan la tapa dura y a ser posible firmado por su autor. Mis hijos me llaman "friky"...lo soy!!!!
    Feliz entrada de año.

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    Respuestas
    1. No han sido una ni dos las veces que he encontrado libros en un contenedor y los he rescatado, sin importarme que me vieran hurgar . Quien quiere desprenderse de libros debería donarlos a cualquiera de los muchos bibliotecas o alcaldías municipales que existen en los barrios. Del despreció por la escritura vienen muchos de nuestros males.
      Yo no tengo manías con los libros, nuevos, viejos, subrayados... si han pertenecido a alguien mejor, así me imagino una historia sobre quien habrá podido tenerlo antes en sus manos.

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  2. Hermoso texto D. W.
    Feliz 2021!!

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