miércoles, 16 de septiembre de 2020

COSQUILLITAS

 COSQUILLITAS

Recibía voluptuosamente el beso del aire que entraba por la barandilla, jugueteaba entre sus muslos y refrescaba su vientre, agitando el tenue camisón de algodón que parecía seda después de tantos lavados.

Una jardinera alta impedía la visión al ocasional paseante nocturno por lo que su juego era inocente a pesar de ir sin bragas.

A ese placer añadía el del gato restregándose contra sus piernas; el cosquilleo subía por el empeine hasta la rodilla y bajaba por las corvas dejando en la piel una deliciosa  caricia como de masaje en cuero cabelludo. 

Somnolienta cerró los ojos. Parpadeó un instante y en la parda oscuridad entrevió a su único gato durmiendo profundamente a cinco metros de allí.

Sobre su empeine nacarado una cucaracha tan blanca como ella la calibraba taxativamente con sus largas antenas. 

D. W




 

 

3 comentarios:

  1. Guau, que excitante al principio y que parón en seco.
    Y ese juego entre el voyeur y la jardinera... ¡Sensacional!
    Me ha gustado Dela.
    Saludos!!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias Rafa, seguro que la mujer daría un repullo que llegó hasta la luna.
    Un abrazo!

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