lunes, 30 de marzo de 2020

CAMBALACHE HORARIO

CAMBALACHE HORARIO 
Boquea marzo y en sus estertores se venga cambiando la hora, haciéndonos correr locas por la casa contradiciendo a todos los relojes como si fueran ellos los equivocados.
Hace años me compré uno de muñeca con unos números enormes, propio de cegatas. Para qué hurgar en las entrañas del bolso buscando el móvil si elevando un poco el brazo obtengo la información. .
Es negro, de goma o material parecido y me esta grande pues tengo la muñeca como una niña de ocho años.
Me abrocha la esclavita de la comunión pese a ser femeninamente carnosa en los demás puntos anatómicos.
Por supuesto no le cambio NUNCA la hora aunque eso me condene a hacer cálculos seis meses al año.
Ayer subí tarde a aplaudir, me confundió la luz no extinta. Alguien me saludó, no nos veíamos las caras desde hacía dos semanas.
Me sentí diva y publico a la vez tras acabar la función y encenderse las lámparas.
Lo triste es que aún nos quedan demasiados bises.
En mi época los ardores juveniles sufrían mucho el cambio de hora, la oscuridad propiciaba las caricias más atrevidas y en verano parecía no anochecer nunca.
Esto me recuerda un viejo chiste:
El guarda del parque sorprende a una pareja comiéndose a besos amparada por las sombras.
_”Señores, el calentón les va a salir por 25 ptas”.
El novio sin inmutarse ni dejar de acariciar a la muchacha le contesta:
_”Pos vaya usté contando y al llegar a los 40 duros nos avisa”.
Ansío poder dar besos de noche o de día sin que este virus nos saque el talonario de multas. 
No quiero verle el forro vital a la cartera.
D. W. 


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