domingo, 1 de diciembre de 2019

ROJO SIDA

ROJO SIDA
La estudiante de enfermería nombró a una paciente que esperaba para hacerse un análisis.
Entró y la acomodó en el sillón de extracciones mirando  atentamente como actuaba la titular, eficiente y rápida a pesar de que las venas de la muchacha no ayudaban. Al terminar taponó el minúsculo pinchazo con un algodón sujeto por un esparadrapo.
Al bajarse la manga se le despegó la torunda y no encontraba donde tirarla.
La novata, extendiendo su mano desnuda hecha un hueco le dijo: “dámela que la pongo en la papelera”.
Entonces la chica, con voz baja y mucha resignación contestó.
_”No, mejor la tiró yo. Por si doy positivo”.
Avanzaba 1988 y ninguna de las dos había cumplido los veinticinco.
No volvieron a verse pero una jamás olvidó a la otra. Cada primero de diciembre la recuerda. Le gusta pensar que está preparando la navidad con su familia.
Desea que su vida haya sido de Cero.
Totalmente negativa. 
D. W. 


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