sábado, 18 de diciembre de 2021

DESGRANANDO

 DESGRANANDO 

Hinco la uña en el costado de la vaina, rajándola, y se desangra en verde. Los chícharos hacen un ruido blando al caer a la fuente, naranja y brillante, que los despersonaliza, convirtiendo su individualidad en hueste. 

Hago estos menudeos de cocina frente al televisor. Pongo la cadena al azar. Es solo para no olvidar de la forma en que florecen las palabras en las bocas.

Mis ventanas son teles en pausa, a veces las cruza un perro o un hombre, pero raudos, no igual que una mosca que se para en la pantalla, se idiotiza con sus colores o su calor y acaba defecando sobre ella. Parece mentira que tenga todavía capacidad de horrorizarme, imposible digerir la leche agria, la mala leche que se ha vuelto una constante. 

Acaramelo cebollas y le añado la legumbre, emborrachándolas con Oporto. 

Entramos en ebullición la menestra y yo, con la diferencia de que ella no puede (los chícharos no pueden) evitar que los escalden, pero yo tengo el mando y escojo cuando retirarme del fuego.

Aparto ya el guiso. Que nadie me diga que debí alargar el tiempo de cocción.

D. W

 *Escoger cuando parar es un derecho.



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