miércoles, 29 de enero de 2020

PEDRO PAN

PEDRO PAN 
Aún con cuarto de siglo divorciado y más que cincuentón seguía yendo a la discoteca cada viernes y sábado. 
Deslumbraba a su presa con el fogonazo de sus ojos azules un poco saltones como de cordero huérfano, ignorando la mayoría de las veces que el cazado era él.
A su favor tenía no ser exigente con el físico. Total para un rato conque fuera mujer y quisiera mandanga le bastaba. 
Eso sí, caballero en cuanto a pagar copas y dejarla satisfecha en la cama era. Le gustaba quedar bien con todas e irse de buenas por si encartaba repetir. Los discotequeros, especie casi extinta, se mueven en círculos.
Presumía de no haber pagado jamás amor mercenario. Si había que ir a un puticlub para despedir con una copa la soltería de un colega iba pero sin subir.
Él preferiría las piernas que se abrían por iniciativa propia o rendidas a su labia. Ya les demostraba después que la húmeda no solo le servía para dar palique.
Enamoriscado andaba de una que poco caso le hacía o por eso mismo. Viuda reciente la rondaba como mejor sabía. Los domingos llamaba a su ventana con un papelón de churros. 
—Mira, que má cordaó de lo que le gustan ar Yony.
El Yony era el hijo y ya se sabe que por la peana se adora al santo. 
Esta santa agradecía los detalles pero lo consideraba solo amigo y vecino encantador. Decía no querer más hombre que al niño de sus entrañas.
Él pensaba que ya caería pero se le voló un día de Terrá.
Siguió bañándose en colonia y calzando zapatos “chúpame la punta” cada noche del weekend, emparejándose con otra desparejada para matar dos tedios.
Amanecer en camas distintas le pasa factura pero nunca encontró acomodo en la fija. 
Jura que habría sido feliz con su parienta si no le hubiera salido rana olvidando que él siempre fue sapo.
Comparte desayuno con su perrita, si las mujeres fueran como ella adorándolo sin juzgar, moviendo el rabito dispuestas y dóciles... 
Es el perfecto amante zalamero pero se asfixia subiendo cuestas vitales. 
Nació doctorado en divorcio, que le vamos a hacer.
D. W. 
*Este relato fue publicado en la revista “EL OBSERVADOR” el viernes 24 de enero de 2020. 

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